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El aprendizaje cooperativo es un enfoque didáctico que aboga por la adquisición de conocimientos a través de dinámicas de trabajo en grupo e interacción social. Esta interacción activa en los alumnos procesos mentales como el razonamiento, la comprensión y el pensamiento crítico. Su objetivo es que los alumnos construyan su propio aprendizaje y se enriquezcan a través del intercambio de ideas y la cooperación con sus compañeros.
Aunque este tipo de aprendizaje presenta numerosas ventajas, comentaremos las que nos parecen más importantes:
- Fomenta el aprender a aprender. Los alumnos construyen su propio conocimiento a través de la interacción con sus compañeros y la búsqueda de soluciones. De este modo logran un aprendizaje significativo.
- Genera interdependencia positiva. Todos dependen de todos, y tienen un objetivo común que los lleva a apoyarse los unos a los otros y a valorar el trabajo de los demás.
- Refuerza la autonomía individual. Cada alumno se responsabiliza de una tarea y contribuye con ella a alcanzar un objetivo común.
- Promueve valores como la responsabilidad, la comunicación, la solidaridad y el trabajo en equipo.
- Mejora las relaciones interpersonales y las habilidades sociales, en tanto que los alumnos se comunican con compañeros muy diversos.
- Hace que los estudiantes procesen la información conjuntamente y aprendan de ello.
- Facilita la atención a la diversidad. Los alumnos se convierten en profesores de sus propios compañeros al compartir sus conocimientos en pos del objetivo común.
- Aumenta la autoestima de los alumnos.
- Desarrolla la capacidad de autocrítica de los estudiantes, al tener que autoevaluarse.
- Motiva a los estudiantes, despierta su interés e implicación, y genera una experiencia.
Gamificación y diseño lúdico son términos que se utilizan normalmente para referirse a la incorporación de elementos lúdicos a contextos educativos. Luego, ¿por qué recurrir a la gamificación para el aprendizaje?
Muchos estudios han reiterado los beneficios de los entornos de aprendizaje gamificados. Estas son sólo algunas de las muchas ventajas de usar esta metodología: interactividad, empoderamiento del alumno, feedback inmediato, autonomía, motivación, valoración del fracaso, perseverancia y sentimientos positivos.
La interactividad de los juegos cambia automáticamente el papel de los alumnos de consumidores pasivos a productores activos (Gee, 2005) porque tienen que tomar decisiones y cada una de sus acciones es tenida en cuenta, ya que conlleva consecuencias. En muchas ocasiones, el juego responde a dichas acciones.
Además, los juegos aportan un nuevo concepto del fracaso, de tal forma que la repetición y la derrota no son sólo la manera de mejorar en el juego sino que suponen el medio para conseguir un fin: lograr el objetivo final. Este nuevo concepto del fracaso suele dar lugar a mayor perseverancia, que puede ir asociada a mayor esfuerzo e incluso conlleva sentimientos de curiosidad, alegría y orgullo.
La incorporación de elementos del juego en el aula puede hacerse para reforzar contenidos previos, facilitar la práctica de ciertos temas o destrezas, ofrecer oportunidades para mejorar las notas o favorecer la implicación de los alumnos en el proceso de aprendizaje
Nuestros peques están en un continuo aprendizaje, por ello creemos que la mejor forma de llegar a ellos y de afianzar los conocimientos, es a través de los rincones, entendidos como espacios de crecimiento que facilitan a los niños la posibilidad de hacer cosas, a nivel individual y en pequeños grupos. En ellos juegan, investigan, exploran, curiosean, prueban, buscan soluciones…Para ello, organizamos las clases creando espacios bien delimitados, flexibles y multifuncionales. Dotándolo los rincones con distintos materiales: elementos naturales, materiales reciclados, objetos cotidianos y otros materiales.
The Flipped Classroom es un “modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente, para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula”.
Por lo tanto, esta metodología no es una herramienta ni una tecnología, sino un modo de trabajar con los alumnos que facilita su aprendizaje de un modo personalizado: el centro del aprendizaje es siempre el alumno con sus necesidades y no las herramientas o los conocimientos.
Así, nos permite personalizar el aprendizaje, ya que el contenido básico es estudiado en casa con materiales aportados por el profesor mientras que el tiempo de clase se invierte en crear a través de la práctica, reflexionar y comprender de manera formativa e individualizada para cada alumno.
Si la clase se flippea adecuadamente, para lo que es necesario escuchar a los alumnos y sus resultados, esta metodología permite además:
- Participación activa del alumnado en su propio aprendizaje
- Personalización del método a las necesidades y ritmos de cada persona
- Igualdad de todos los estudiantes
- Integración de las familias en los procesos de aprendizaje en tanto que los resultados pueden ser visibles y compartidos con todos
- Evaluación y resolución de dudas en tiempo real
- Motivación extra del alumnado
- Mejor aprovechamiento del tiempo dedicado en el aula y en casa
- Adecuación del proceso de aprendizaje a la resolución de problemas
Invertir el tiempo de las actividades es una tarea constante que permite conocer al alumno de una manera integral y más completa.
La innovación de esta metodología viene dada por la inversión de la dedicación horaria a las actividades. La tecnología es la herramienta que facilita este proceso, pero debe adecuarse al propio cambio de método. Cada alumno es diferente por lo que cada clase al revés también lo será, permitiendo así la igualdad participativa de todos los estudiantes.
La digitalización de nuestra sociedad es un proceso acelerado y en constante expansión. En el ámbito escolar, actualmente nuestros centros educativos y sus las aulas son espacios pedagógicos llenos de tecnologías (pizarras digitales, ordenadores, tablets, etc) que están conectadas a la Red. Asimismo, el alumnado, el profesorado y las familias son usuarios habituales de las de las redes sociales y del ciberespacio.
La era digital no solamente ha revolucionado nuestra forma de comunicarnos y de relacionarnos con nuestro entorno, sino que ha permitido generar nuevas formas de conocimiento, de buscar información. De hecho, la introducción de dispositivos informáticos, plataformas virtuales y conexión instantánea a Internet han permitido una revolución en la metodología de la enseñanza.
Por ello, nuestros alumnos y alumnas desde 4º de Primaria han comenzado a utilizar el dispositivo Chromebook en sus clases como herramienta para el aprendizaje.
Dichos dispositivos trabajan con la plataforma digital Google Classroom, herramienta que ayuda tanto a los profesores como a los alumnos a organizar las tareas, así como a comunicarse y colaborar entre ellos de una manera fácil y efectiva. Los docentes del centro se sirven de esta aplicación web para ofertar a los alumnos comunidades de aprendizaje online en las que se centralizan las tareas planteadas, potenciando la calidad y la velocidad del feedback de las mismas. Se logra que todos y cada uno de los alumnos favorezcan su autonomía y su motivación ante los trabajos que los profesores llevan a cabo, aumentando la calidad del aprendizaje e impulsando una educación más participativa que promueve ambientes más colaborativos.
Entre los numerosos beneficios que podemos encontrar en el uso de las tecnologías en el aula, y en especial del Chromebook, cabrían destacar:
- Motivación del alumno siendo el protagonista de su propio aprendizaje
- Facilita la generación del conocimiento.
- Inmediatez en el acceso de los recursos.
- Interacción directa entre el alumno y el profesor.
- Aumento de la calidad de la enseñanza.
- Mayor implicación de los alumnos en las tareas.
- Fomento de la colaboración y la participación entre los alumnos.
- Adquisición de competencias digitales para su futuro.
- Incremento de la autonomía de los alumnos en el proceso de aprendizaje.
Por todo ello, desde la Cooperativa de Enseñanza Virgen del Pasico queremos seguir innovando en materia pedagógica, apostando por el uso adecuado y responsable de las tecnologías en las aulas y preparando a nuestros alumnos para saber afrontar los retos que plantea la sociedad futura siendo tecnológicamente competentes.
Los beneficios de aplicar técnicas de educación emocional en el aula no solo reportan ventajas en el ámbito de la escuela. Aprender a reconocer las emociones propias y las de los otros es el primer paso para gestionar cualquier dificultad. Es el aprendizaje de la vida.
Educar la inteligencia emocional de los alumnos es una tarea que afrontamos como un reto. Tradicionalmente, los planes de estudio han priorizado la adquisición de conocimientos y no han prestado atención a otros aprendizajes que también son necesarios para el alumno.
Según Rafael Bisquerra, catedrático de Orientación Psicopedagógica en la Universidad de Barcelona, las habilidades que los estudiantes actuales necesitan para incorporarse en el mercado laboral, no solo están basadas en el aprendizaje de la lectura, la escritura o las matemáticas. Estas son competencias puramente académicas que poco tienen que ver con el proceso de aprendizaje de las emociones propias y de los otros.
Los expertos coinciden en que los programas de educación social y emocional se han aplicado de manera rigurosamente científica, utilizando la metodología adecuada y a través de profesionales preparados. Además, hay que empezar a aplicar estos métodos desde las primeras etapas escolares y hacerlo a largo plazo. Solo así tendremos la oportunidad de obtener resultados satisfactorios. Habrá, además, que las familias y toda la comunidad educativa se hagan partícipes y que estos conocimientos vayan acompañados de los valores morales y éticos más adecuados. Un programa de educación emocional y social nos ayudará a incorporar en los alumnos cinco grandes habilidades.
Según los profesores Bisquerra y Juan Carlos Pérez-González, son:
- Las habilidades sociales, imprescindibles para relacionarnos con el resto
- Las habilidades vitales, para afrontar los contratiempos de la vida cotidiana
- La autoconsciencia, para reconocer nuestras emociones
- La regulación emocional, para gestionar las emociones
- La empatía, para saber ponerse en el lugar de los otros
Con todas estas herramientas, los niños aprenderán desde pequeños a adquirir consciencia de los estados emocionales, suyos y de los otros, así como a gestionar situaciones complejas, tomar decisiones y sobreponerse a las emociones negativas que inevitablemente surgen en el curso de la vida.
En el contexto social en el que nos encontramos, desarrollar habilidades comunicativas en el alumnado es vital para tener éxito tanto en su educación actual como en el momento en que se incorporen al mercado laboral.
Vivimos en una sociedad rica en información con un creciente número de fuentes. El alumnado no sólo necesita entender la información que recibe, sino también tener las habilidades necesarias para investigar nuevas fuentes, analizar críticamente la información que recibe y elaborar sus propias conclusiones y argumentos.
La experiencia muestra que las actividades de debate en los colegios pueden contribuir no sólo al logro académico sino también a que el alumnado tenga más seguridad en sí mismo y que su desarrollo sea más completo.
El debate no es solo una herramienta diseñada exclusivamente para desarrollar las habilidades comunicativas y argumentativas. Además de contribuir a su desarrollo, se puede utilizar el debate para trabajar casi cualquier tema de clase, ayudando a dar más sentido y a que el alumnado esté más conectado con el tema que se está trabajando.
Utilizar el debate en el aula también contribuye a expandir horizontes, mejorar la conciencia cultural y juntar a estudiantes de contextos socio culturales diferentes.
Las actividades de debate también son una buena preparación para estudios futuros y una ayuda para desarrollar unas habilidades que serán vitales cuando lleguen a la universidad. La investigación que acompaña a las actividades de debate ayuda al alumnado a auto-gestionar su estudio y a gestionar su tiempo, además de introducir al alumnado a un análisis en mayor profundidad de un tema.
Por todas estas razones merece la pena utilizar el debate con una mentalidad abierta que permita aprovechar toda la versatilidad que ofrece, no limitándola únicamente al contexto de la competición
El pensamiento crítico permite valorar la credibilidad de una fuente o una opinión, identificar argumentos o extraer conclusiones. Requiere del entrenamiento de habilidades como el análisis, el razonamiento, la reflexión o la elaboración de juicios que se pueden aprender también en el aula.
Así, cuando se fomenta este pensamiento en clase, los alumnos practican la argumentación, el análisis y se cuestionan el mundo. Gracias a él, también comprenden los mecanismos del razonamiento deductivo e inductivo, lo que les permite emitir juicios de valor más sólidos y juzgar la credibilidad de una fuente.
Los docentes pueden desarrollar esta actitud crítica en el alumnado. Para ello, es conveniente apostar por metodologías y prácticas que incentiven el análisis, la reflexión y conecten con problemas del mundo real. Estas son algunas de las que trabajamos en nuestros Centros.
- Establecer debates: con esta actividad los estudiantes desarrollan su espíritu crítico, su capacidad de análisis y aprenden a elaborar juicios. Además, trabajan el aprendizaje cooperativo y descubren la importancia de valores como la empatía o la tolerancia.
- Fomentar el análisis: se trata de plantear preguntas abiertas a la clase; así, se practican técnicas de reflexión y desarrollan los distintos mecanismos de razonamiento.
- Plantear problemas o retos: proponer a los alumnos actividades en las que tengan que resolver un problema cotidiano o afrontar un reto no solo desarrolla el pensamiento crítico; también incrementa su autoestima y activa su imaginación.
- Aplicar el Aprendizaje Basado en Proyectos: un proyecto real acordado con la clase puede servir como medio para que los estudiantes investiguen, analicen y argumenten.
Motivación: crear un ambiente participativo invita al alumnado a expresar sus opiniones y reflexiones
Cada vez es más habitual incluir en el aula actividades relacionadas con la robótica, con las que se pone en práctica el pensamiento computacional. De hecho, la Nueva agenda de capacidades para Europa de la Comisión Europea recomienda que los sistemas educativos apuesten por la formación en este tipo de habilidades digitales.
Por ello, desde nuestra Cooperativa de Enseñanza creemos en los beneficios que tiene este tipo de metodología entre nuestros alumnos y alumnas. Algunos de ellos son:
Desarrolla habilidades lingüísticas y numéricas
A través de experiencias lúdicas como, por ejemplo, la creación de una mano robótica, los alumnos trabajan el pensamiento computacional desde múltiples perspectivas. Conseguir que este mecanismo se mueva les exige desarrollar, entre otras, sus habilidades lingüísticas y numéricas para crear las instrucciones correctas.
Estimula la creatividad
El ejemplo de la mano robótica también sirve a los alumnos para estimular su creatividad. Su proceso de construcción les permite aplicar sus dotes imaginativas a la vez que relacionan la robótica con la biomecánica humana.
Trabaja la resolución de problemas
Los entornos de programación basados en bloques como Microsoft MakeCode facilitan que los estudiantes se familiaricen con los lenguajes de programación de forma lúdica. Por ejemplo, pueden utilizarlo para crear un piano digital que tendrán que programar para crear música. De esta forma, con estas herramientas basadas en el pensamiento computacional, la clase trabaja en la resolución de un problema.
Fomenta el aprendizaje colaborativo
El pensamiento computacional incentiva, también, el espíritu crítico y facilita la interactividad. Si los alumnos trabajan en grupo para resolver problemas como programar una mano robótica o un piano digital, desarrollan también el aprendizaje colaborativo.
Los niños comienzan a aprender a través de sus sentidos, elaborando sensaciones y percepciones. La adquisición y captación de estímulos es el inicio del proceso de memoria.
Gracias a los sentidos, nuestros peques exploran el entorno mediante el movimiento, empiezan a asimilar y a construir aprendizaje, comprendiendo el mundo que los rodea.
Para construir nuestra instalaciones sensoriales, utilizamos diferentes tipos de materiales: materiales luminosos, naturales, reciclados, objetos cotidianos etc… Todo ello acompañado de un entorno idóneo que sumerge a nuestros alumnos en su experiencia de aprendizaje.
El ajedrez está íntimamente relacionado con el desarrollo de las funciones ejecutivas cerebrales, estas son las que organizan, integran, ejecutan y manejan otras funciones. Hacen que las personas sean capaces de medir las consecuencias de corto y largo plazo de sus acciones y de planear los resultados.
Puede ser practicado con uno o varios objetivos, pero, independientemente de ellos, se le han reconocido múltiples beneficios en el desarrollo de la capacidad intelectual y de las habilidades de inteligencia emocional. Entre ellos destacan los siguientes:
Dentro de la capacidad intelectual, el ajedrez potencia: la atención y la concentración, el análisis y síntesis, la memoria, la resolución de problemas y toma de decisiones bajo presión, la creatividad e imaginación y el razonamiento lógico-matemático.
Dentro de las habilidades de inteligencia emocional, el ajedrez potencia: el control emocional, la adaptabilidad, el sentido de logro y autoestima, la iniciativa y la empatía.
Por lo tanto desarrolla a su vez la responsabilidad, se fomenta la paciencia, la tenacidad, la creatividad, la aceptación de reglas y también fomenta la integración y las relaciones personales ya que se juegan no sólo de forma individual sino también por equipos.
Trabajamos el ajedrez desde edades tempranas, comenzado en infantil hasta 2º de Bachiller.